Cuando lo importante es tener una dosis de amabilidad y oxitocina!

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Queridas madres, seguimos muy contentas por esta nueva oportunidad que nos brinda este espacio para conectar con familias que buscan y se interesan por temas relacionados a la lactancia materna, y ese transitar que cada madre y cada bebé experimentan a lo largo del camino.

Qué difícil se hace cuando tenemos la voluntad y ganas de amamantar a nuestras crías y aparecen esas voces que yo llamo la conciencia “nefasta”, porque  son personas que ni ayudan, ni aportan al proceso, sino que generan el efecto contrario, mitifican y generan dudas ante un acto tan natural como es dar alimento a nuestros hijos.

Y es aquí donde, entre un concepto transversal que desde mi punto de vista se hace tan necesario durante la maternidad: la amabilidad. Y me explico: nadie sabe cuántas veces una madre se despertó la noche anterior, nadie sabe cuánto le costó que el bebé se prendiera correctamente al pecho materno, o cuántas veces intentó una posición para poder amamantar de manera efectiva y más cómoda.  Nadie sabe cuán cansada está, o cuantas veces lloró por intentarlo y no lograrlo.

Es ahí cuando debemos tratar de procurar una sanidad ambiental, lo que significa tener la seguridad de contar con apoyo directo, ese familiar, amiga o hermana, madre etc., que pueda no sólo dar una mano, sino que promueva un ambiente de tolerancia, entendimiento y respeto a la madre y sus decisiones. No se imaginan lo poderoso que es una madre segura, sostenida y empoderada. O cuan beneficioso ese ambiente saludable y libre de juicios pueden impactar positivamente a tener una lactancia exitosa, pero sobre todo, una lactancia feliz.

Pero de verdad existe una lactancia feliz? Bien no hay respuesta correcta porque dependerá de la percepción de cada madre. Lo que si es cierto es que si logramos que tratemos a toda madre con amabilidad, ayudaremos a generar una hormona que es fundamental en la lactancia: la oxitocina, también llamada la hormona del amor. Se libera cuando el bebé inicia la succión generando un estímulo que llega hasta el hipotálamo y provoca pulsos que a su vez, donde el tejido mamario se contrae y la leche materna puede fluir por las glándulas mamarias.

No nos queda más que decir que apostemos por esa palabra de amabilidad y de empatía. Ser madre significa mucho, muchísimo. Es complejo definir límites, pero sí damos esa dosis de cariño que la mamá necesito de seguro estaremos marcando una diferencia y seguramente afianzando una lactancia materna saludable!.

Liscar Bonilla

Fundadora de @amalactar

Promotora certificada de Lactancia Materna

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